La equitación es una actividad apasionante que implica una relación especial entre el jinete y el caballo. Sin embargo, existen muchos mitos y falsas creencias sobre este deporte que pueden confundir o desanimar a los aficionados.
Aquí vamos a desmentir algunos de los mitos más comunes sobre la equitación y aclarar algunas verdades sobre el mundo de los caballos que todo aspirante a jinete debe conocer.
Mito 1: Los caballos no son inteligentes
Tabla de contenidos
¡Falso! Los caballos son animales muy inteligentes que tienen una gran capacidad de aprendizaje y adaptación. Y es que los equinos pueden reconocer a las personas, comunicarse con otros caballos y con los humanos, resolver problemas, recordar experiencias y mostrar emociones.
Además, los caballos tienen una memoria excelente que les permite recordar lugares, rutas, órdenes y personas durante años.
Mito 2: Los caballos mayores no pueden aprender
También es falso. Los caballos pueden aprender a cualquier edad, siempre que se les enseñe de forma adecuada y respetuosa.
De hecho, los caballos mayores suelen tener más experiencia y confianza que los jóvenes, lo que facilita su entrenamiento. Lo que sí hay que tener en cuenta es que los caballos mayores pueden tener limitaciones físicas o de salud por el envejecimiento.
Mito 3: Algunas razas equinas son agresivas
Falso. No hay razas de caballos que sean intrínsecamente agresivas o malas. Lo que sí hay son caballos que han sufrido maltrato, abuso, falta de socialización o entrenamiento inadecuado que pueden desarrollar comportamientos defensivos o reactivos.
La personalidad y el carácter de cada caballo dependen de muchos factores, como la genética, el ambiente, la educación y la experiencia. Por eso, no se puede juzgar a un caballo por su raza u origen.
Mito 4: La equitación no supone esfuerzo
¡Todo lo contrario! La equitación es un deporte que requiere de un gran esfuerzo físico y mental, tanto para el jinete como para el caballo. Para montar bien, el jinete tiene que tener una buena condición física, postura correcta, un equilibrio adecuado, una coordinación precisa y concentración óptima.
Además, el jinete tiene que tener una buena comunicación con el caballo, usando las ayudas naturales y artificiales de forma sutil y efectiva. Todo esto implica un trabajo muscular, cardiovascular, respiratorio y nervioso que beneficia la salud y el bienestar del jinete.
Mito 5: Cuanto más hierro mejor
Falso. El uso de los bocados y embocaduras depende de muchos factores como el tipo de caballo, el nivel de doma, el estilo de monta, el objetivo del trabajo y la habilidad del jinete. No hay un bocado que sea mejor que otro, sino que hay que elegir el más adecuado para cada caballo.
Lo más importante es que el jinete sepa usar el bocado con suavidad y sensibilidad, sin causar dolor ni daño al caballo. Un bocado demasiado fuerte o mal usado puede provocar problemas físicos y psicológicos en el caballo como heridas y estrés.
Mito 6: Los caballos tienen que trabajar, porque si no cogen resabios
¡Todo lo contrario! Los caballos son animales que necesitan ejercicio y estimulación, pero también descanso y diversión. No se puede obligar a un caballo a trabajar más de lo que puede o quiere, porque eso puede generar frustración, aburrimiento, estrés o resentimiento.
Lo ideal es que el trabajo sea variado, divertido y adaptado al nivel y al estado del caballo, alternando con momentos de ocio y relajación. Los resabios no son más que comportamientos indeseados que surgen por una mala gestión del caballo, ya sea por exceso o por falta de trabajo, atención, estrés o dolor.
Mito 7: Cuando los caballos se portan mal deben ser castigados
No lo hagas. El castigo no es una forma efectiva ni ética de educar a un caballo. El castigo solo genera miedo, dolor, confusión y desconfianza en el caballo, que puede reaccionar de forma agresiva o sumisa.
Lo que hay que hacer es entender por qué el caballo se comporta de esa manera, qué le motiva, qué le asusta, qué le duele o qué le aburre. A partir de ahí, hay que buscar la forma de solucionar el problema, usando el refuerzo positivo, la paciencia, la consistencia y el respeto. Así se logra una relación basada en la confianza, el entendimiento y la cooperación.
Mito 8: La yegua lo que necesita es caña
Falso. Los caballos no necesitan caña, sino cariño. Los caballos son animales sensibles y sociables que buscan el contacto y la conexión con los humanos. No se puede tratar a un caballo como a una máquina, sino como a un ser vivo que tiene sentimientos, necesidades y preferencias.
Lo que hay que hacer es conocer al caballo, respetar su personalidad, cuidar su salud, atender sus demandas y ofrecerle un trato justo y afectuoso. Así se consigue que el caballo se sienta cómodo, feliz y motivado para trabajar con el humano.
Mito 9: Este caballo es perezoso, tiene que trabajar más
Falso. Los caballos no son perezosos, sino ahorradores. Los caballos son animales que prefieren reservar energía para situaciones de peligro o necesidad, por eso no gastan más de la que necesitan.
Esto no significa que sean vagos, sino que son inteligentes y eficientes. Lo que hay que hacer es despertar el interés y la curiosidad del caballo, ofreciéndole un trabajo atractivo y gratificante. Así se logra que el caballo se involucre, se divierta y se esfuerce más.
Mito 10: Los caballos evolucionaron de animales con dedos
Verdadero. Los caballos actuales son el resultado de un largo proceso evolutivo que comenzó hace unos 55 millones de años. Los primeros antepasados de los caballos eran unos pequeños mamíferos herbívoros llamados Hyracotherium, que tenían cuatro dedos en las patas delanteras y tres en las traseras.
A lo largo de millones de años, los caballos fueron adaptándose a los cambios climáticos y ecológicos, aumentando su tamaño, reduciendo el número de dedos y desarrollando un casco único. El caballo moderno, Equus, apareció hace unos 4 millones de años y es el único género superviviente de la familia de los équidos.